domingo, 22 de junio de 2008

LA REFORMA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE EL VISO
EN EL SIGLO XVIII POR EL ARQUITECTO DIEGO ANTONIO DÍAZ

Nuestra iglesia es un templo religioso perteneciente al estilo mudéjar parroquial hispalense que empezó a construirse a finales del siglo XV, concretamente hacia 1470, según la opinión de Luis Fernando de la Villa Nogales, sobre los restos de un morabito musulmán y un eremitorio franciscano.
Su planta, algo irregular, es producto de numerosas reformas y reconstrucciones, obligadas por el inexorable paso del tiempo o por grandes catástrofes (terremoto de Carmona de 1504, el gran incendio de 1630-- cuyos grandes daños en el templo son observados por el monarca Felipe IV, que iba de camino a Carmona--, el terremoto de Lisboa de 1755,...).
Son numerosos los arquitectos y maestros de obras que intervienen, en mayor o menor grado, en dichas reformas o reconstrucciones, pero, sin lugar a dudas, el nombre más ilustre de todos ellos es el de Diego Antonio Díaz. Este insigne sevillano, nacido hacia 1680 y muerto en 1748, “es uno de los arquitectos andaluces más interesantes de su tiempo”(Mediano Hernández, pág. 294). Por su cargo de Maestro Mayor de las obras de la Diócesis hispalense tuvo que afrontar la terminación de muchas obras ajenas y la reparación o remodelación de edificios anteriores. Sus obras, repletas de ritmos lineales y planteamientos originales, están escasamente ornamentadas, originando un barroco sobrio, geométrico y de perfiles mixtilíneos, diametralmente opuestas a las de otros maestros de su tiempo, especialmente a las realizadas por los Figueroa, los cuales llenan sus edificaciones de una exuberante decoración.
Las notas características de este maestro son la utilización preferente del ladrillo como material arquitectónico (desplazando a la piedra y a las yeserías), el empleo de pilastras dóricas con tratamiento divisorio en el fuste a base de excavar cuerpos cuadrados en las zonas extremas y a continuación dos largos cuerpos rectangulares que dejan en el centro un óculo o moldura circular, la preferencia por los contornos vigorosos y lineales, el uso de una sobria decoración,...
Sus primeras obras de las que se tiene referencia, documentadas a partir de 1705, consistieron en finalizar trabajos iniciados por otros arquitectos, especialmente Lorenzo Fernández de Iglesia y Leonardo de Figueroa. Así concluye la portada principal del Palacio Arzobispal, los campanarios de la iglesia de San Luis y la fachada de la iglesia del Salvador.
Una de sus primeras realizaciones completas es la iglesia del Convento de Santa Rosalía, emplazada en la calle Cardenal Spínola de Sevilla. Las obras duraron de 1705 a 1725, pero de lo construido por Díaz se conserva solamente la portada, pues el edificio hubo de ser reconstruido por Antonio Matías de Figueroa a raíz de un gran incendio acaecido en 1761. La bella portada de esta iglesia conventual de la Orden de las Franciscanas Capuchinas destaca sobre todo por las vistosas molduras de carácter geométrico y por la hornacina central que alberga la imagen de Santa Eremita.
También intervino en la reedificación de la iglesia de Castilblanco de los Arroyos (1710-1728), en la construcción del pórtico del Coro de la Catedral de Sevilla en 1724 (en la citada construcción emplea mármoles de colores, demostrando que no sólo era hábil en el trabajo en ladrillo, sino además un artista versátil y de alta capacidad técnica y estética), en la fachada de la iglesia de San Miguel en Morón de la Frontera (1717-1726), en la iglesia de Jesús de Lora del Río, en la iglesia de la Trinidad de Carmona, etc. Sin embargo, la edificación que es considerada su obra maestra es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Consolación del pueblo sevillano de Umbrete. Esta monumental iglesia se construyó por iniciativa del obispo Salcedo entre 1725 y 1733, anexa al Palacio Arzobispal que servía de residencia de verano a los obispos. El templo de una nave destaca por su gran cúpula y por sus torres de diferente altura (el campanario y la torre del reloj), que sirvieron de punto de partida para las que posteriormente realizaría Pedro de Silva. También es de resaltar una gran portada en ladrillo con un abrumador predominio de la linealidad y la geometría sobre el factor decorativo.


No obstante, de su valiosa producción arquitectónica, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, lo que más nos interesa por razones obvias es la remodelación que realizó de la Iglesia de Santa María del Alcor de El Viso en la primera mitad del Siglo de Las Luces. Parece demostrada su intervención en nuestro templo parroquial, aunque no lo está tanto las partes que reedificó y reformó, así como lo que pervive de su obra, pues nuestra iglesia fue seriamente dañada por el Terremoto de Lisboa de 1755.
Alfredo Morales, entre otros, atribuye a este artista sevillanola construcción en 1731 del campanario de nuestra parroquia, así como la remodelación de las tres puertas del templo (las dos existentes en la actualidad y otra, situada a los pies del edificio en su nave central, que se cerró a finales del siglo XVIII para colocar una exquisista y majestuosa sillería de estilo rococó procedente del Convento del Corpus Christi de nuestra localidad.
Peláez del Espino coincide con el anterior en la fecha de las obras de reforma acometidas por Díaz, pero no menciona nada sobre la construcción o reforma del campanario. Sin embargo, le atribuye la realización de la gran cúpula del presbiterio, sustituyendo a la originaria medieval, así como las tres embocaduras de sus respectivas puerta. Asimismo, señala que este arquitecto mimetizó el antiguo morabito musulmán (actual Capilla del Cristo del Amor) con el resto del edificio.
José Ángel Campillo indica con acierto que la construcción del campanario actual no puede ser atribuida al arquitecto Diego Antonio Díaz, pues hubo de ser derribado en 1756, dado su estado de ruina tras el Terremoto de Lisboa del año anterior, procediéndose a la construcción del actual. Sin embargo, es posible que la nueva torre se pareciera en algunos aspectos al edificado por Díaz, pues sus vigorosos contornos, su sobriedad decorativa, el empleo de elegantes pilastras a cada lado de los vanos de las campanas, etc, parecen propios de su personal estilo.
Parece probable que Díaz reformara las tres puertas de nuestro Templo Parroquial, adaptándolas a su gusto arquitectónico. Centrándonos en la actual puerta principal, situada en una de las naves laterales, podemos vislumbrar su maestría al enmarcarla con dos sobrias pilastras de ladrillo, coronadas por un elegante frontón partido. Sin embargo, comparándolas con algunas de las portadas que realiza o reforma para otras iglesias, hemos de afirmar que las visueñas son más modestas, posiblemente por la falta de medios para acometer las obras (los recursos empleados procedieron del secuestro por parte del Arzobispado de la cuarta parte de los diezmos de la localidad, ante la falta de recursos propios del Templo de Santa María del Alcor de El Viso).
Desgraciadamente, parte de las obras de reforma acometidas por este arquitecto sevillano no han llegado a nuestros días, debido sobre todo al efecto devastador del Terremoto de Lisboa, que afectó gravemente a numerosos edificios de nuestra villa, no siendo una excepción nuestra parroquia.
El Terremoto de Lisboa, conocido por ese nombre por tener su epicentro en la capital lusa, se produjo el 1 de noviembre (Festividad de Todos Los Santos) de 1755, siendo considerado el más destructivo que ha azotado la Península Ibérica hasta la fecha. Se produjeron varios temblores a las 9h:50 min, 10 h. Y 12 h de ese fatídico día. Afectó duramente a Portugal y al sur de España debido a su elevada magnitud (8,5 en la escala Ritcher). Además del gran efecto devastador del terremoto en sí, se produjo un enorme incendio que arrasó Lisboa y un tsunami (fenómeno que desgraciadamente se ha repetido con especial virulencia en Indonesia) que azotó las costas portuguesas y una vasta zona del golfo de Cádiz.
El terrible terremoto destruyó la mayoría de los edificios de Lisboa y causó en Portugal 50.000 víctimas mortales de una población estimada en 235.000 habitantes. Del mismo modo, en España también se produjeron cuantiosos daños. En Sevilla, se derrumbaron o dañaron numerosas viviendas. Asimismo, la Giralda se vio muy afectada, y se produjeron 9 víctimas. También el terremoto ocasionó daños en Madrid y la muerte de dos niños. Pero lo que verdaderamente causó víctimas fueron los efectos del tsunami en las costas españolas y portuguesas. El gran tsunami destruyó varios lienzos de las murallas gaditanas y numerosas personas murieron ahogadas.
El Viso del Alcor también se vio afectado por el gran terremoto, produciéndose numerosos daños materiales, pero ninguna pérdida humana, tal como señala el párroco visueño Juan de Agripino de Herrera: “...decimos que por cuanto el día sábado primero de este mes de noviembre del corriente año de mil setecientos cincuenta y cinco a horas de las diez de la mañana experimentó el Universo el más espantoso terremoto que han visto los nacidos, de tierra el mayor temblor...sin que quedase capitel, edificio, torre ni templo que no padeciese su derrota. En cuya hora todo fue lamentos, suspiros, congojas, sin otro alivio que el de la Divina Piedad a la que todos recurrimos pidiendo a voces misericordia y habiéndola conseguido este pueblo sin pérdida de vida ni lesión de persona alguna... de lo que piadosamente creemos nos reservó la Divina Clemencia por medio de la milagrosa protección de el Glorioso padre patriarca San José” (Cit. J. A. Campillo, pag. 239). En agradecimiento a esta protección, San José fue declarado copatrono de la villa el 19 de noviembre del referido año.
Este magno temblor de tierra afectó gravemente a la Capilla Mayor de nuestra Iglesia, al igual que a su torre y a otras dependencias, lo que provocó que hubieran de ser urgentemente reconstruidas debido a su estado ruinoso. Por tanto, una parte considerable de la obra de Diego Antonio Díaz se perdió para siempre, aunque considero que la intervención de este gran arquitecto sevillano no puede quedar en el olvido, por lo que espero que este artículo contribuya a evitarlo.

Bibliografía
§ V.V.A.A: Historia del Arte en Andalucía. Tomo VI: El Arte del Barroco. Urbanismo yArquitectura (páginas 325-330).
§ MEDIANO HERNÁNDEZ, JOSÉ Mª: La arquitectura sevillana en el siglo XVIII, en el Tomo III de la Enciclopedia Sevilla y su Provincia (páginas 294-295).
§ MORALES, ALFREDO Y OTROS: Guía artística de Sevilla y su provincia. Sevilla, 1989.
§ BUESO RAMOS, I. Y BELLOSO GARRIDO, J: Historia de El Viso del Alcor (Tomo I).
§ CAMPILLO DE LOS SANTOS, J.A: El Viso del Alcor: Su historia.
§ PELÁEZ DEL ESPINO, F: La Iglesia de Santa María de los Alcores (En busca de una “ruta mágica” de los Alcores). Sevilla, 1989.
§ V.V.A.A: Libro electrónico Ciencias de la Tierra y del medio Ambiente (Tema 8: riesgos naturales, terremotos y tsunamis, sismicidad en la península Ibérica).





MARCO ANTONIO CAMPILLO DE LOS SANTOS
Profesor de Geografía e Historia en el

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